Estilo: Dentro del estilo figurativo, no es una referencia mimética de la realidad, ya que ésta remite a un diseño oculto.
Descripción. La figura de una mujer, cuya expresividad se sustenta en las manos que se juntan sujetando una rosa, parece flotar en un escenario abstracto. La aparente sencillez de la representación esconde una complejidad compositiva, donde la convivencia de distintos puntos de fuga crea un espacio ambiguo y fracturado. Una composición geométrica de planos cromáticos, donde a la franja frontal vertical opone el escorzo lateral de otro plano, reduce el fondo a la bidimensionalidad, a campos de colores autónomos delimitados por la línea; a este plano pictórico contrapone la espaciosidad sugerida por el dibujo en la construcción de la figura, dibujo que queda sin embargo oculto por la aplicación del color como la trama de un tejido, creando una textura homogénea donde no hay perspectiva atmosférica ni distancia. Esa ambigüedad se ve acentuada por el tratamiento de la luz que no pone al servicio de la realidad sino a la transfiguración de la misma. A base de cortas y secas pinceladas es el fondo blanco del cuadro el que aligera la masa cromática y el que hace surgir la luz de dentro, expandiéndose por toda la superficie, subrayando el silencio y el vacío en el que ha quedado suspendida, petrificada, la figura femenina. La contraposición de planos se ha querido interpretar como la alegoría de un mundo irreconciliado, fragmentado, entorno en el que la mujer solitaria, estática, evoca en actitud serena la eterna espera de una reconciliación.
Fecha de recepción: La obra fue adquirida por el Casino durante la presidencia de don Opelio Rodríguez Peña. (1979 – 1989)
Observaciones: En 1977, fecha de ejecución del cuadro, Cristino Vera realiza una exposición individual en el Museo Municipal de Bellas Artes de Santa Cruz de Tenerife y al año siguiente participa en Colectivas tanto en Tenerife como en Las Palmas. Su presencia en Canarias en esas exposiciones quizás fuera la ocasión que motiva la adquisición por parte del Casino de una obra suya para su colección.
Sobre el Autor: Nacido el 15 de diciembre de 1931, Cristino de Vera inicia su formación en 1946, en la Escuela de Artes y Oficios Artísticos de su ciudad natal bajo las enseñanzas de Mariano Cossío, complementándola con clases de dibujo en el estudio del escultor Alfonso Reyes, y continuándolas en Madrid en 1951 con Daniel Vázquez Díaz, las clases de la Escuela de Bellas Artes de San Fernando y frecuentes visitas al Prado. En 1954 realiza ya su primera exposición individual en la Galería Estilo de Madrid para la que contó con la presentación de José Ma Moreno, sucediéndose a partir de entonces muestras periódicas de su trabajo individualmente o en colectivas, como la del Museo Nacional de Arte Contemporáneo de Madrid en 1959, antes de viajar becado por la Fundación March a Francia e Italia en 1960. En 1961 participa en la II Bienal de París, al año siguiente en la Bienal de Venecia y en 1964 con el pabellón español en la Feria de Nueva York. Con un estilo iconográfico configurado ya a finales de los cincuenta, su obra adquiere una coherencia que va a mantener a lo largo de toda su trayectoria, en la que su coherencia vital ha encontrado el modo de expresarse, en una identificación plena con su obra. La galería Theo de Madrid se convierte en el marco de sus siguientes exposiciones, prologadas por intelectuales del momento, destacando, entre otros, la intervención de Gerardo Diego en la muestra de 1968. Ya en 1971 celebra su primera exposición antológica en la Caja de Ahorros de Santa Cruz (en La Laguna) con textos de Pedro González, Jesús Hernández Perera, Domingo Pérez Minik, Enrique Lite y Julio Tovar. Su arte trasciende pronto las fronteras y así en 1973 su obra se expone en la galería Suillerot en París y al año siguiente en la galería Rutland de Londres. Los viajes a Extremo Oriente, India, Brasil o la URSS enriquecen su espiritualidad y dan un mayor realce a su obra, mostrada en una segunda antológica organizada por el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria en el Castillo de La Luz, en 1976, exponiendo al año siguiente en el Museo Municipal de Bellas Artes de Santa Cruz de Tenerife. En su ciudad natal expone de nuevo en 1985, esta vez en la galería de Magda Lázaro con la que acude a Arco en 1990, repitiendo en 1992 y 1994, en ambas ocasiones con la galería madrileña La Máquina Española. En 1996 su trayectoria artística se ve premiada con la Medalla de Oro de Canarias, seguida del Premio Nacional de Artes Plásticas recibido en 1998, galardones que culminan con la medalla de Oro de las Bellas Artes en 2002.
Bibliografía:
Archivo del Casino de Tenerife
Ramón SALAS LAMAMIÈ DE CLAIRAC: Cristino de Vera. Viceconsejería de Cultura y Deportes. Gobierno de Canarias, Santa Cruz de Tenerife, 2002